sábado, 18 de julio de 2009

Mátame




Hazme un favor que no te duela,
¡mátame!
Entierra en mi pecho tu puñal,
despacio… muy despacio,
tira mi cuerpo por barrancos
inundados de lava,
arrástrame hasta el pueblo más
cercano a este infierno,
y déjame
en las puertas de la Iglesia,
allí, al lado de los perros
que oran por un pedazo de carne,
por un hueso salado.
¡Vete! A exhibir tu vestido
ya lleno de mi sangre
en las plazas donde se
sientan las doncellas asesinas.
¡Inmortalízate!
Clávale al tiempo tus dientes
Afilados en su cuello.
Sigue matando…
Yo seguiría hablando desde el
seol.

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