sábado, 18 de julio de 2009

¡Vedme por dentro!



Los párpados estaban cerrados
con hilos de ensueños…
He descubierto que prefieres
morir en fogones instantáneos
que vivir anidada en mis dedos.
Dura es la realidad de arder
en un espacio tan pequeño
inundado de soledad asfixiante;
sabiendo que no puedo expirar
mientras tú sigas inhalando muerte,
¡abre los ojos amor!
¡Dadme el permiso de besar
los labios de tu alma!
¡Tomad mi mano y abracemos
una verdadera vida!
¡Dejadme sentir que juntos
podemos ser eternos!
Cristalizo mi ser...
¡Por favor vedme por dentro!
Quizás así puedas sentir
lo que yo siento.

El respirar de un mundo. (Cuartetas consonantes)

El mundo respira fuego
por su boca maquillada,
las cenizas son mugrientas
gotas de agua mal usada.

Los mampulorios se sienten
por las selvas desoladas,
la diana suena en la industria
con obreros sin mesadas.

¡Pachamama! - Grita el indio
con el hambre dibujada,
los niños juegan, jugando
con la tierra divorciada.

En pleno siglo veintiuno
las culturas son robadas,
el arte es un vagabundo
que usa camisas prestadas.


BROM no debe morir.


Se extinguirá la pintura opaca


que muestra nuestro camino.


Los lienzos están húmedos


y mi pincel no puede


trabajar sobre mojado.


Aquel paisaje que un día soñé


se pierde entre las sombras


de tu eterno silencio.


Una casita buena


con techo de hojalata,


un jardín colorido


de rosas y puras fragancias.


Yo te soñé, me soñé


caminando por las extensas pampas.


Tú… vestida de rosa coronada,


yo…acariciando tu cuerpo


iluminado por la alborada.



Estas utópicas imágenes


se encuentran guardadas


en el cofre de mi antagónica alma,


las encerró tu afán


de escribir sobre telas ralas.


Mientras tanto yo…


divago desde mi nada,


te esperaré eternamente,


muriendo, naciendo,


resucitando de las llamas.


Mi sueño no será exterminado


por una cólera desgraciada.

Mátame




Hazme un favor que no te duela,
¡mátame!
Entierra en mi pecho tu puñal,
despacio… muy despacio,
tira mi cuerpo por barrancos
inundados de lava,
arrástrame hasta el pueblo más
cercano a este infierno,
y déjame
en las puertas de la Iglesia,
allí, al lado de los perros
que oran por un pedazo de carne,
por un hueso salado.
¡Vete! A exhibir tu vestido
ya lleno de mi sangre
en las plazas donde se
sientan las doncellas asesinas.
¡Inmortalízate!
Clávale al tiempo tus dientes
Afilados en su cuello.
Sigue matando…
Yo seguiría hablando desde el
seol.